Psicopedagogía Holística.
Educación Holística (del griego "holos", totalidad) nace en los años 90 del siglo pasado y es, sin duda, el paradigma educativo para el siglo XXI. Parte de la base de que cada ser humano es único e irrepetible pero, al mismo tiempo, está intrínsecamente relacionado con todo lo que le rodea. Es decir, cada ser humano es un holón, una parte de un holograma o totalidad, cuyas partes contiene.
No es un método educativo, sino una visión creativa e integral de la educación. Es una educación para la vida, que contempla al niño como un todo y no solo como un cerebro; o, por mejor decir, como un cerebro incompleto en el que solo se apela al hemisferio izquierdo (el lógico, el analítico, el racional) en detrimento del hemisferio derecho (el intuitivo, el creativo, el imaginativo). Es una educación que va más allá del aspecto cognitivo y, sin desdeñar este, se centra también en el físico, el emocional y el espiritual para formar un ser más íntegro.
La educación holística es una pedagogía humanista centrada en el estudiante e interesada, ante todo, en su formación y desarrollo como persona, en su relación consigo mismo y también, como ser en sociedad, en su relación con los demás y con el planeta. Además, incorpora la vertiente espiritual laica, que no ha sido considerada por otras corrientes pedagógicas. Es la pedagogía del amor.
¿Qué tradiciones filosóficas o pedagógicas la respaldan?
Desde Sócrates y Platón, pasando por J. Rousseau, Husserl, Teilhard de Chardin, Pestalozzi, Piaget, la Filosofía perenne, la Pedagogía ancestral, Paulo Freire, María Montessori, la Pedagogía Waldorf, la Pedagogía Sistémica...
En realidad, la educación holística, por su propia naturaleza, se integra y se nutre de diferentes tendencias pedagógicas y toma de cada una lo más valioso.
La educación holística honra la tradición, pero propugna un cambio de paradigma. Hay que trascender la herencia decimonónica que consideraba la escuela como una fábrica de futuros trabajadores de un sistema desigual e injusto. La escuela del siglo XXI debe favorecer el encuentro de cada persona con su ser auténtico y con su lugar en el mundo, así como el desarrollo de sus potenciales y de su creatividad.Toda nueva propuesta es criticada e incomprendida en sus comienzos.
¿Qué puede aportar una educación holística a nuestros jóvenes de hoy?
Todo, porque no hay nada más importante que aprender a ser "persona", en toda la extensión de la palabra.
La educación holística mejora los resultados académicos, facilita la convivencia en el aula, ayuda a los chicos a conocerse y a relacionarse mejor consigo mismos y con los demás, contribuye a despertar el sentido crítico y la conciencia ecológica, educa para el amor y la paz y un largo etcétera.